En ocasiones creo que se etiqueta demasiado la literatura. O que se cerca poniéndole demasiadas vallas, más bien. A veces después de leer un libro veo que en mi opinión no corresponde con el género que le habían atribuido, porque aunque tenga matices y toques de ese género, el conflicto y la mayor parte del argumento giran alrededor de otro.

Un ejemplo es Connie Willis. Si la habéis leído sabréis que sus libros tienen una documentación exhaustiva, que si te fijas un poco es una pasada. Es una autora premiada en el ámbito de la ciencia ficción, con premios prestigiosos (Hugo, Nébula y Locus entre ellos), pero algunas de sus novelas parecen más históricas que otra cosa. Me refiero a El apagón y Cese de alerta, que es su segunda parte. Trata de viajes en el tiempo, de los historiadores de Oxford, al igual que El libro del día del juicio final. Aunque para mí esta última es ciencia ficción sin duda.

Y no me interpretéis mal, me encanta Willis y creo que la leería aunque escribiese cajas de cereales o botes de champú. Me gusta su ciencia ficción y no lo que no es ciencia ficción también. Pero aquí surge un conflicto con el etiquetado. Cuando yo compro un libro en la sección de ciencia ficción y pone en el libro ciencia ficción, espero que la obra sea de ciencia ficción (valga la redundancia). Si me encuentro una muiñeira en vez de una jota aragonesa pues igual me cabreo, aunque ambas sean bailes regionales.

Y todo esto viene porque los libros, mal que me pese, son productos (aunque para mí sean mucho más que simples bienes de consumo). Y claro, si son mercancía a la venta está claro que no puedes engañar al comprador y vender gato por liebre.

Este conflicto en etiquetado no es exclusivo de la ciencia ficción, sino de todos los géneros. Pasa igual con la fantasía o el terror. Con este último mejor no me meto. Soy incapaz de definir lo que es terror más allá de lo que me produce miedo a mí como lectora. Pero he visto quién afirma que si no tiene tripas no es terror. También en el ámbito de la novela negra se plantea a veces esta duda. ¿Es de género negro un relato donde no hay crimen ni policía o detective? Y puede darse el caso. Puede tratar de una desaparición o una persecución o del acoso. Para mí es un innovación y darle otra vuelta de tuerca al género. Los puristas dirán que no pertenece a él y punto.

Para saber si pertenece a un género o no, yo en lo que más me fijo es en el conflicto principal de la obra. Y aún así, suelo ver siempre matices que me hacen incluirla en varios, como ciencia ficción y romántica o negra e histórica, por poner ejemplos. Pero yo al comprar no suelo buscar un género concreto, sino que me fío de la intuición. Paso las hojas del libro leyendo fragmentos, miro sinopsis y reseñas, etc. Sin embargo, cada vez más veo lectores que solo quieren un género concreto.

Además de este etiquetado en géneros, hay otras complicaciones. A veces también se incluyen advertencias de contenido (como violencia o sexo explícito) o si tratan ciertos temas (el suicidio, la eutanasia, el bullying, enfermedades…) si hay personajes LGTB+ o racializados, etc. Estas etiquetas muchas veces obedecen a matices que no son parte del conflicto principal aunque puedan ser relevantes en el argumento. No voy a entrar en si deben ponerse o no, pero yo las agradecería para saber a qué voy a enfrentarme al leer. A mí, por ejemplo, no me gusta el erotismo y hay temas sobre los que prefiero no leer. También hay momentos en que no tengo el estado de ánimo para ciertas temáticas. En cambio me gusta la representación de enfermedades o personas diversas.

Así que mi pregunta ahora es, ¿se etiqueta demasiado la literatura o demasiado poco? Tengo la impresión de que cada obra debería tener una nube dispersa de etiquetas a su alrededor. De momento no tengo una opinión formada y me encantaría leer las vuestras, si es que las tenéis. Porque al fin y al cabo, no hay respuestas absolutas en estos temas, como en tantos aspectos de la literatura y la vida. A veces etiquetar es como ponerle vallas al mar, que no puede aprisionarse y el mismo se libera. Por eso me limito a buscar buenas historias, del género que sean.

8 comentarios en “¿Demasiadas etiquetas en literatura?

  1. De todo un poco, ¿no? Está claro que si queremos ser fidedignos habría que aplicar esa ‘nube de etiquetas’, porque hay historias que no se ajustan a un género. Por ejemplo, en ‘Matadero 5’, de K. Vonnegut, más que nube de etiquetas habría que montar una borrasca y además crear la etiqueta ‘Enajenación’. Pero también lo dices: para los que venden eso no es práctico, tienen que encuadrar porque un lector afín a un género no va a buscar en otra etiqueta, y liarse a definir una novela con muchas es un derroche de tiempo que no piensan pagar. También pienso en la biblioteca: un libro puede tener un tejuelo, y una etiqueta con el género (a nivel opcional y según la biblioteca), pero no tendría sentido empapelar con pegatinas el ejemplar entero, al menos desde el punto de vista de la institución y la higiene del libro.
    Lo que está claro es que como autores no nos gusta limitar una criatura, siempre nos gustas pensar que nuestra obra es ecléctica, que se puede adaptar a varios tipos de lector porque en la historia confluyen vetas de aquí y vetas de allá, que puede llegar a todos porque queremos que lo haga. O, directamente, porque no sabemos dónde encuadrarla de forma categórica.
    Y toda esta parrafada para decir: sí, en el fondo tienes razón, pero es que es jodía la cosa esa de clasificar cuando toca hacerlo sí o sí…

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    1. No había pensado en Matadero 5 y eso que lo leí y me encantó. Es sin duda un buen ejemplo. Tenéis mucha razón en esa observación de las bibliotecas y en que etiquetar sencillo no es. A veces creo que alguien debería hacer una clasificación como la que tenemos para los seres vivos, aunque en literatura sería más complicado.
      Me he dejado bastante por comentar en este post, el tema da para mucho pero lo seguiré investigando. Es algo que me interesa como lectora y como alguien que escribe y a veces no sabe cómo etiquetar sus propios textos.
      Muchas gracias por leer y por vuestro comentario.

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  2. Para mí, la literatura debería ser poco etiquetada, porque en caso de llevar demasiadas etiquetas me recuerda a cualquier otro producto o bien de consumo. Además, en mi caso, los mejores libros siempre son los que huyen de géneros y más bien son una simbiosis de varios.

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    1. Me ha gustado mucho el término simbiosis. Para mí no siempre es una unión tan perfecta, sino que se ve al leer cierto predominio en la trama de elementos de un género. En la actualidad, cada vez se entremezclan más esos elementos y me encanta. En cuanto al libro como elemento de consumo, entiendo que editoriales y autores tienen que vender y atraer a su público objetivo de algún modo y una etiqueta o varias puede ayudar. Para mí los libros son mucho más que productos a la venta.
      Muchas gracias por leer y comentar. Me parece muy interesante lo que planteas.

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  3. Yo suelo clasificar las novelas de esta manera: ¿cuál es el tema sin el cual se desmoronaría la trama? Si es una novela de ciencia ficción con romance, hay que ver cuál de los temas tiene más peso, por ejemplo. Si quitas el romance y no pasa nada, es ciencia ficción. Si sustituyes la ciencia ficción por, no sé, fantasía (dragones en lugar de alienígenas, por ejemplo), y la trama todavía funciona, es romance. A menos, claro, que los dos temas vayan muy parejos. La película Alien es tan balanceada que funciona como película de terror y de ciencia ficción.

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    1. A veces es complicado, hay varias tramas o tienen casi el mismo peso. El método que tú aplicas se parece a lo que yo hago, aunque soy bastante flexible. En los últimos años veo cada vez más obras balanceadas, como tú dices. Con el terror no me meto, hay libros de otros géneros que a mí me parecen terror y no están clasificados como tal.
      Reconozco que es un tema con muchos matices y me resulta difícil formarme una opinión.
      Mil gracias por leer y aportar tu interesante punto de vista, Gissel.

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  4. A mi demasiadas etiquetas me saturan.Con una para la trama general es más que suficiente.Si por cada página del libro se le pone una al final en vez de libro parece un alimento con su etiqueta de calorías,composición….Creo que si se lee la sinopsis y algún fragmento ya te puedes hacer una idea de la historia que tienes en las manos.

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    1. Hay gente que prefiere tener más información antes de decidir leer un libro, aunque para eso tenemos las reseñas también. Yo creo que lo importante más que la cantidad es no meter etiquetas que en realidad no tienen mucho que ver con la obra. Hay novelas catalogadas de manera errónea por querer abarcar demasiados conceptos. Otras veces se quedan cortos y no te haces una idea clara de lo que contiene.
      En fin, que es complejo.
      Muchas gracias por leer y comentar, Elisiña.

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